sábado, 22 de noviembre de 2008

La muerte cerebral y el transplante. dudas y malentendidos

La muerte, es decir el hecho de la separación y desintegración de la unidad cuerpo-alma es un instante que ninguna técnica científica puede medir, el médico sólo constata que ese hecho ya se ha producido. El criterio cardiorrepiratorio de muerte a mediados del siglo pasado fue puesto en duda dado el hecho de que un paciente en estas circunstancias puede ser completamente "reanimado" (de hecho el procedimiento mantiene el nombre... vuelto a la vida) mediante maniobras médicas, por otra parte las funciones ventilatorias (capacidad de movilizar aire a los pulmones) e incluso cardiocirculatorias pueden ser mantenidas artificialmente incluso por años permitiendo la funcionalidad de un organismo sin que halla vida en él.

El hecho de que el corazón puede mantenerse latiendo en ausencia de inervación permite mantener los signos evidentes de vida (temperatura, circulacion sanguínea e incluso regenración tisular) sin que exista un cerebro que lo comande; en circunstancias de mantención del aporte de oxígeno y nutrientes se puede mantener vital una célula (hasta se le puede reproducir), un tejido e incluso un órgano fuera del cuerpo sin que podamos considerar que la vida humana en estas circunstancias se prolonga.

Como la funcion cardiaca o la actividad metabólica del organismo no son suficientes, lo que define la muerte tuvo que ser replanteado, lo que se hizo apremiante luego de la aparición de la tecnología de trasplante, por lo que surge el concepto de muerte cerebral, es decir la cesacion total y definitiva de toda función del cerebro, lo que lleva implícito no sólo el concepto biofilosófico de que la individualidad y la vida residen en el cerebro... es allí donde reside nuestra capacidad de entendernos como entes independientes, sino que también la realidad biológica de que sin actividad cerebral el organismo entero colapsara a corto plazo; si no existe actividad del tronco encefálico es imposible mantener la vida en ausencia de apoyo extraordinario, dado que en esta estructura se producen los estímulos que llevan a moverse el diafragma, y en consecuencia se produce el paro respiratorio y la ausencia de oxígeno llevará al colpaso del resto de los sistemas.

Este criterio neurológico ha sido aceptado por el magisterio de la Iglesia como congruentes con la realidad antropológica y cristiana de la unidad de la persona. En estas circunstancias es moralmente aceptable la extracción de los órganos para poder ser trasplantados a otro individuo. Lo que configura finalmente un último regalo de caridad, se da en forma tangible una parte de mi ser para la vida de un hermano.

El criterio de muerte cerebral ha sido ampliamente discutido y requiere de un protocolo de exámenes clínicos y de laboratorio que se sigue rigurosamente antes de poder declarar clínicamente muerto a un individuo. Las legislaciones varían de país en país pero en general de exije comprobar la ausencia de conciencia, de respuesta cerebral a estímulos dolorosos, de reflejos de tronco cerebral (por ejemplo movilidad de la pupila a la luz, parapadeo al estímulo de la córnea, etc.)(los reflejos que todo el mundo conoce son integrados en la médula y su presencia no excluye la muerte cerebral), ausencia de respiración espontanea aún con CO2 elevado (test de apnea), dos electroencefalogramas planos luego de descartar la presencia de elementos confundentes (drogas, hipotermia, etc.). Por lo general se pide que dos especialistas en tiempos separados certifiquen la muerte y en el caso de ser candidato a donante que no tengan relación con el equipo de transplante.

Otro punto que siempre salta a la palestra es la posibilidad de tráfico de órganos, este campo está lleno de mitos urbanos, de supuestos secuestros y de historias terroríficas que lamentablemente hacen dudar incluso de los reales intereses de los médicos de UCI al solicitar el transplante del ser querido que acaba de fallecer pero aún late su corazón y han provocado demasiado daño dado que es la principal causa de rechazo a las donciones. Aparte del hecho de que jamás se he podido comprobar que alguna vez se halla podido realizar algo como esto con órganos mayores (la sangre si bien es un transplante por sus características de órgano "renovable" ha permitido su comercialización con nefastas consecuencias), éticamente es deplorable y técnicamente casi imposible extraer un órgano de una persona elegida al azar para ponérsela a otra en particular. Las células tienen una especie de carné de identidad, el sistema HLA, que le permite al sistema inmune reconocer a las células como propias y no como un organismo agresor o como un cáncer por ejemplo, si el organismo desconoce el código HLA se rechaza la célula u órgano extraños, existe tal variedad de combinaciones HLA que incluso en el caso de parientes cercanos es frecuente que se provoquen rechazos, por eso los sistemas de transplantes tienen a muchas personas en lista de espera para poder elegir a la más parecida inmunológicamente al donante al momento de transplantar. Entonces esa historia del trillonario que secuestra a un niño pobre para robarle un riñon para su hijo es absolutamente imposible sin una organización de tal multitud de gentes que sería imposible mantenerla en secretro.

La donación de órganos es una realidad de gran caridad, asi bendecida por todos los últimos Papas, que expone una nueva arista de la misericordia de Cristo y su cuerpo místico y que mueve a los sentimientos mas nobles no sólo de los parientes de donantes y receptores, si no también del equipo sanitario que ayuda y realiza los procedimientos necesarios.

1 comentario:

Raquel Deluca dijo...

Escribo desde ésta casilla para responder de alguna manera alas posiciones tomadas , cuando estaba en terapia intensiva con un familiar vi partir su energía media hora antes de que las maquinas hicieran piiiiiiiiiiiiiiiii.
Debo aclarar que siempre , desde siempre vi la irradiación de energía de los cuerpos vivos , que para mí queda claro con la deformación de la forma. Su color era gris...pero ante unas palabras de despedida mías su color cambio a celeste , esbozo una sonrisa , aflojo la frente y su luz se apagó.
Lo mío nada tiene que ver con pruebas científicas , simplemente ahi entendí que los hombres dejamos partir nuestro espíritu mucho antes que nuestro signos vitales paren. atentamente

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